Pais: Brasil

Fecha: 14 de Septiembre del 2023

La tecnología convierte el subproducto del etanol en una fuente rentable y sostenible por UNICAMP, Brasil

Investigadores de la Unicamp desarrollaron un sistema potencialmente innovador, capaz de resolver un desafío ambiental surgido del proceso de producción de bioetanol en usinas azucarenergéticas. El residuo resultante de este proceso, conocido como aceite de fusel y que en su mayor parte es desechado por las industrias, ahora puede transformarse completamente en un subproducto valioso y comercializable: el alcohol isoamílico.

Esta tecnología fue licenciada, con el apoyo de la Agencia de Innovación Inova Unicamp , a la empresa Newpro Engenharia y tiene potencial para ser aplicada en diferentes sectores industriales.

Actualmente, las industrias ya transforman el aceite de fusel en alcohol isoamílico, pero en cantidades mínimas (el resto del material se destina a la quema). El gran problema de este modelo radica en el hecho de que no se sabe cómo las industrias eliminan estos residuos contaminantes, lo que genera preocupaciones medioambientales.

y según Eduardo Augusto Caldas Batista, profesor de la Facultad de Ingeniería de Alimentos (FEA) de la Unicamp y uno de los inventores de la tecnología protegida, el mosto fermentado de jugo de caña contiene no sólo agua y etanol, sino también, en menor cantidad, compuestos que interfieren con la purificación del etanol. Algunos de estos compuestos menores son alcoholes superiores, que deben eliminarse durante el proceso de destilación para no comprometer la pureza deseada del etanol. Este material constituye el residuo conocido como aceite de fusel, un líquido viscoso, de color amarillo y de olor desagradable que tiene poco valor añadido, tanto para su comercialización como para su uso directo.

“Los residuos generados se pueden transformar en un producto de alto valor añadido e interesante para otras industrias, que es el alcohol isoamílico. Además, el sistema recupera el etanol solubilizado en el aceite de fusel y que también sería desechado, aumentando la producción de etanol, aunque sea en pequeñas cantidades”, afirma el investigador.

Los beneficios de este sistema integrado cubren varios sectores involucrados en el proceso. Las centrales azucarenergéticas, por ejemplo, podrán vender el subproducto concentrado en forma de alcohol isoamílico a un valor añadido claramente superior al del aceite de fusel. Además, podrán recuperar el etanol perdido en este residuo, maximizando su producción, según explicó el profesor. Las industrias que compren el subproducto también se beneficiarán al obtener materia prima de calidad. Todo ello sin mencionar el principal punto positivo de la innovación, la reducción del impacto sobre el medio ambiente al evitar la contaminación de las zonas cuando estos residuos se eliminan de forma inadecuada.

Traducido del portugués.

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