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Embrapa, Brasil presenta indicadores de gestión de suelos para evaluar el riesgo climático en soja

Pais: Brasil

Fecha: 25 de Agosto del 2023

Embrapa, Brasil presenta indicadores de gestión de suelos para evaluar el riesgo climático en soja

 

 

Embrapa propone indicadores que puedan expresar los diferentes niveles de gestión del suelo y sus respectivas contribuciones al suministro de agua para las plantas de soja y, en consecuencia, a la reducción de los riesgos climáticos. Los detalles de la propuesta están disponibles en el Documento 447 - Niveles de manejo del suelo para la evaluación de riesgos climáticos en cultivos de soja y fueron presentados durante el Encuentro de Investigación en Soja, realizado del 23 al 24 de agosto, en Londrina (PR).

 

 

Los cultivos de verano y de secano, como la soja, satisfacen sus necesidades de agua mediante la lluvia y el agua proporcionada por el suelo. Las prácticas de gestión pueden contribuir significativamente al aumento del agua disponible en el suelo. Sin embargo, “la Zonificación Agrícola de Riesgo Climático (Zarc), que indica dónde y cuándo sembrar soja para minimizar el riesgo de pérdidas por eventos meteorológicos adversos, actualmente no tiene en cuenta el manejo del suelo”, dice José Renato Farias, investigador de Embrapa Soja. Comenta también que, “desde el inicio de los trabajos de zonificación, aún a finales de los años 1990, se buscaron formas de contemplar este importante aporte de agua a los sistemas agrícolas”.

 

El investigador Henrique Debiasi, de Embrapa Soja, entiende que la calidad del manejo del suelo adoptado por los productores de soja tiene un enorme potencial para mitigar los riesgos de pérdidas de productividad por sequía, como prácticas como la adopción total del Sistema de Siembra Directa (SPD). “Nuestra propuesta es clasificar las áreas de producción de soja en cuatro niveles de manejo (NM), según indicadores y criterios que reflejen los impactos de las prácticas agrícolas sobre las características y procesos físicos, químicos y biológicos del suelo”, dice Debiasi.

 

“La matriz resultante de las seis clases de agua disponibles actualmente (según la textura del suelo) y los cuatro niveles de manejo del suelo propuestos daría como resultado veinticuatro valores de agua disponible para el cultivo, capaces de expresar, con mayor fidelidad, los riesgos a la cultura”, comenta Farias.

 

Niveles de gestión propuestos

 

De acuerdo con la calidad e historial del manejo adoptado, la metodología prevé la adaptación de parámetros de los modelos Zarc que determinan la disponibilidad de agua para el cultivo, generando riesgos hídricos decrecientes del primero al cuarto nivel (NM1 a NM4). ). “Para la clasificación en niveles de manejo, se seleccionaron siete indicadores que reflejan la calidad del manejo y la fertilidad del suelo, desde el punto de vista de una mayor disponibilidad de agua y crecimiento radicular”, dice Debiasi.

 

 

Los indicadores de niveles de manejo sugeridos son: el número de años sin preparación del suelo; el porcentaje de cobertura del suelo en la siembra de soja; la diversificación de culturas considerada en los últimos tres años; condiciones generales de fertilidad del suelo por concentración de magnesio y potasio (saturación de bases); el contenido de calcio y el porcentaje de saturación de aluminio que revelan la probabilidad de toxicidad del aluminio para las plantas.

 

Según el investigador Alvadi Balbinot, tres de los indicadores reflejan directamente los pilares que sustentan el Sistema de Siembra Directa – DPS (cobertura del suelo, labranza mínima y diversificación de especies vegetales). “Por tanto, el DOCUP constituye una estrategia importante para mitigar el riesgo climático relacionado con la aparición de sequías”, explica Balbinot.

 

El investigador también afirma que otros indicadores están relacionados con la acidez del suelo en la superficie y el subsuelo. “Este factor, cuando no se corrige adecuadamente, puede limitar el crecimiento y funcionamiento de las raíces, aumentando así el riesgo de pérdidas importantes de productividad por sequía”, señala.

 

Otro indicador relevante es el Índice de Calidad Estructural del Suelo (IQE), mediante el Diagnóstico Rápido de la Estructura del Suelo (DRES). DRES es un método para calificar la estructura de la capa superficial del suelo, basado en características detectadas visualmente en muestras de los primeros 25 cm. “La metodología tiene una aplicación práctica para diagnosticar si el suelo está compactado o si aún está mejorando como resultado de las prácticas adoptadas, cuando se realizan de forma secuencial en el tiempo”, afirma.

 

Expectativa com o Zarc NM – Soja

 

Con la incorporación de los niveles directivos en las obras de Zarc, “se espera una mayor fidelidad en la representación de los sistemas productivos; mejor caracterización y cuantificación de los riesgos hídricos para el cultivo; valorar a los buenos productores e inducir el uso de buenas prácticas agrícolas; reducción de riesgos y mayor estabilidad de la producción, contribuyendo a una mayor sostenibilidad de los sistemas agrícolas”, destaca Farias

 

Desafío en la adopción del SPD

 

El mantenimiento de la cobertura del suelo y la preservación o aumento del contenido de materia orgánica y el mejoramiento de las propiedades (físicas, químicas y biológicas) del suelo son, por tanto, beneficios que se obtienen mediante la adopción del Sistema de Siembra Directa.

 

“Además de estos beneficios, el crecimiento del sistema radicular es muy importante para aumentar el depósito de agua disponible en períodos de estrés hídrico”, destaca el investigador Júlio Franchini, de Embrapa Soja. “En este sentido, las prácticas de manejo del suelo que aumentan la infiltración y la retención de agua en el suelo y el crecimiento de las raíces de los cultivos en profundidad son relevantes para minimizar las pérdidas por déficit hídrico”, enfatiza Franchini.

 

Según la Federación Brasileña del Sistema de Siembra Directa, el NTS está presente en cerca de 33 millones de hectáreas en Brasil, sin embargo, la mayor parte de esta superficie no responde plenamente a las premisas del sistema, limitándose a la mínima movilización del suelo por eliminación de suelo. operaciones de preparación.

 

 

Papel del agua en la soja

 

En trabajos realizados en la Embrapa Soja, en Londrina (PR), sobre 15 cosechas, se constató que los mayores rendimientos de soja se obtuvieron con 650 a 700 mm de agua, bien distribuida a lo largo de todo el ciclo. Según Farias, el agua actúa como disolvente, transportando gases, minerales y otros solutos en la planta, además de actuar como regulador térmico, actuando tanto en la refrigeración como en el mantenimiento y distribución del calor.

 

“La disponibilidad de agua es importante, especialmente en dos períodos del ciclo de desarrollo de la soja: germinación-emergencia y floración-llenado final de grano”, dice Farias. “Sin embargo, para garantizar el máximo rendimiento del grano, es necesario disponer durante todo el ciclo del agua necesaria para satisfacer las necesidades del cultivo, que puede ser suministrada mediante la lluvia, el riego o almacenando agua en el suelo”.

 

La adopción de NTS de forma aislada no es, en la mayoría de las situaciones, una condición suficiente para el control efectivo de las pérdidas de agua, suelo y nutrientes debido a la erosión hídrica. “La falta de mantenimiento o eliminación parcial o total de terrazas, sin criterio técnico, asociada a la realización de operaciones mecanizadas paralelas al talud, puede resultar en altas pérdidas de agua, suelo y nutrientes por erosión hídrica, incluso en NTS, comprometiendo la sostenibilidad del sistema de producción de soja”, explica Franchini.

 

Perdas por seca

 

De 2013 a 2021, el 48% de las coberturas diferidas por pérdida en el Programa de Garantía de la Actividad Agropecuaria (Proagro) fue motivada por la sequía, mientras que el exceso de lluvias y heladas representaron pérdidas del 20% y 19%, respectivamente. Además, Embrapa Soja realizó un relevamiento en la región sur de Brasil y Mato Grosso do Sul, confirmando que la sequía ocurrida en esos estados, en la cosecha 2021/22, redujo la producción de soja en 403 millones de sacos.

 

Soja

 

La soja es actualmente el cultivo con mayor superficie cultivada (44 millones de ha) y producción (154 millones de t) en Brasil, lo que convierte al país en el mayor productor y exportador mundial del grano. Las exportaciones generaron 48 mil millones de dólares (40% del total correspondiente a la agroindustria).

Traducido del portugués.

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