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Espacios para conservar la biodiversidad y producir, un beneficio para todos por INTA, Argentina

Pais: Argentina

Fecha: 02 de Agosto del 2023

Espacios para conservar la biodiversidad y producir, un beneficio para todos por INTA, Argentina

El desarrollo humano depende de los servicios esenciales que se obtienen de los ecosistemas. Para preservar su estabilidad, es necesario conservar y utilizar sosteniblemente la biodiversidad. Como un bien de la sociedad, la biodiversidad constituye la base de la salud de los agrosistemas, de su productividad, de la tecnología que se utiliza para su manejo y de su resiliencia.

 

En los campos con cultivos tradicionales de granos de la región Pampeana y Noreste de la Argentina, investigadores, técnicos y extensionistas del INTA trabajan junto con grupos de productores de CREA para definir estrategias que acompañen el cuidado y la conservación de la biodiversidad de los ecosistemas para producir de manera más sustentable.

 

Juan Radrizzani, asesor de productores del grupo CREA de Pergamino, explicó que en esta zona de la provincia de Buenos Aires el 70 % de la superficie agrícola está sembrada con trigo, soja, maíz, arvejas y el 50 % de las empresas hacen cultivos de servicio.

 

“En estos campos, implementamos las vías vegetadas, como franjas de biodiversidad”, detalló Radrizzani y explicó que “estos caminos vegetados buscan la convivencia de una multiplicidad de especies que ayuden a conservar la biodiversidad de los ambientes, dejando que florezcan estas especies”, indicó.

 

En los lotes que se hacen cultivos de servicio, Radrizzani explicó que la estrategia utilizada es la de dejar que la vicia quede en las líneas de alambrado: “Al sembrarse al voleo, la siembra queda en las líneas del alambrado y tener vicia en las líneas de alambrado es un muy buen control de malezas y también es un buen hábitat para insectos, porque la vicia florece por un periodo largo”.

En este sentido, Natalia Fraccassi, especialista del INTA Delta del Paraná y referente en biodiversidad del INTA, explicó: “En estos campos se generan acuerdos para mejorar las prácticas agropecuarias reduciendo su impacto sobre el ambiente, se definen indicadores para el seguimiento de esas prácticas y se trabaja en el diseño de estrategias a diferentes escalas espaciales y en la generación de espacios o áreas específicas para el mantenimiento e incremento de la biodiversidad, con el foco en las especies nativas”.

 

La especialista explicó que estas áreas específicas de conservación (bordes de alambrados, cercos vivos, corredores de arroyo, franjas vegetadas, parches de ambientes naturales, otros) pueden ser implementadas a nivel de sitio, lote, establecimientos o paisaje y son definidas en conjunto con el productor, en función de sus objetivos, tecnologías de manejo, distribución de lotes, ubicación del campo, entre otros aspectos.

 

“Algunos objetivos pueden incluir asegurar la polinización del cultivo, incrementar la flora de interés apícola, conservar los ambientes naturales o de fauna nativa, incrementar la población de especies benéficas al cultivo o controladoras de plagas, conservar o restaurar los suelos o el agua en el perfil agrícola, proteger la cuenca, o aportar a la diversificación productiva de los campos desde el turismo rural o de naturaleza, entre otros”, puntualizó Fraccassi.

La biodiversidad es un elemento clave en los agroecosistemas. Para asegurar la presencia de floraciones que sirvan como sustento y refugio para los organismos benéficos como los polinizadores y los biocontroladores de insectos plaga es necesario conservar ambientes naturales.

 

De acuerdo con Fraccassi, “la vegetación nativa o espontánea constituye reservorio o hábitat de biodiversidad no solo para especies amenazadas y claves de fauna y flora, sino para el sustento de poblaciones de artrópodos que no podrían sobrevivir en campos cultivados”. Y agregó: “La presencia de estos espacios contribuye al incremento productivo de los cultivos dependientes de la polinización entomófila y aporta recursos de néctar y polen para la actividad apícola”.

 

Como práctica de manejo ambientalmente más sustentable, la conservación o restauración de espacios de ambiente natural con vegetación nativa resulta una estrategia factible de ser implementada. “La identificación de especies vegetales de crecimiento espontáneo que crecen en los agrosistemas, así como las herbáceas y arbóreas nativas que podemos replantar en ciertos espacios y que atraen diversidad de aves e insectos benéficos es importante para su conservación y valoración por parte de los productores”, indicó al especialista.

 

“A nivel territorial o regional, el objetivo es lograr que la sumatoria de los acuerdos con productores individuales y agrupados contribuyan a generar corredores biológicos y paisajes multifuncionales, en los que la producción y la generación de servicios ecosistémicos asociados a la biodiversidad aporten a un desarrollo ambientalmente sostenible”, aseguró Fraccassi.

 

El aporte de conocimiento técnico y científico del INTA es fundamental en la producción ganadera y su impacto en el ambiente. “El INTA aporta el conocimiento técnico y científico que ayuda a orientar las prácticas aplicadas a la producción ganadera que permitan mitigar los impactos ambientales y potenciar las sinergias productivas, ambientales y sociales, especialmente cuando la ganadería se realiza de manera extensiva en ambientes naturales como pastizales, bosques o humedales”, indicó Fraccassi.

 

En relación con la conservación de aves silvestres en sistemas ganaderos extensivos, el INTA desarrolló y desarrolla acciones en articulación con la Alianza del Pastizal, iniciativa que convoca a productores ganaderos y organizaciones civiles de cuatro países: Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.

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