Proteger a la naturaleza en timepos de COVID 19 por TNC, Latinoamérica
Pais: Latinoamérica
Fecha: 12 de Noviembre del 2020
Proteger a la naturaleza en timepos de COVID 19 por TNC, Latinoamérica
Conforme los gobiernos del el mundo se esfuerzan por combatir los impactos sistémicos de una pandemia que, preocupantemente, no termina de dar signos de agotarse, nos vemos en los lindes de una era que, según todo indica, estará definida por cómo se las ingenie la humanidad para reagruparse, reconstruirse y responder a lo que todos esperamos sea un retroceso que solo ocurre una vez en esta generación.
Para aquellos líderes en los que recae la responsabilidad de evitar escenarios similares en el futuro, hay una serie de políticas prioritarias que probablemente queden en lo alto de sus listas de pendientes: fortalecer la resiliencia económica, combatir el desempleo y la desigualdad a gran escala, actualizar sistemas de salud y seguridad social disfuncionales, y la lista sigue. Pero, ¿cuántos tomadores de decisiones pensarán inmediatamente en dar un mayor impulso a la protección de la naturaleza como una prioridad clave en la mitigación de futuras pandemias?
Quizá deberían hacerlo. Hemos sabido por mucho tiempo que la explotación del mundo natural por parte de la humanidad excede por mucho la capacidad del planeta para sostener a nuestras sociedades. Ahora estamos viviendo de primera mano una demostración impresionante de la habilidad de la naturaleza para devolver el golpe ante esta sobreexplotación, en la forma de enfermedades zoonóticas -patógenos que pueden saltar de la vida silvestre a la gente.
Los impactos socioeconómicos han sido y seguirán siendo profundos, no solamente en el mundo desarrollado, sino en todo el planeta y con especial fuerza en aquellas comunidades de los países en desarrollo que en muchas ocasiones no tienen acceso a servicios básicos de salud ni a alternativas de ingreso cuando el flujo de turistas ricos de pronto se acaba. Los pueblos indígenas -quizá los mayores guardianes de la naturaleza en el planeta- son especialmente vulnerables, tanto médica como económicamente.
El problema es particularmente serio en las áreas naturales protegidas y conservadas. Conforme el COVID19 pone una mayor presión sobre las finanzas públicas y recorta los ingresos del turismo, los presupuestos de conservación generalmente disminuyen, y se reduce la capacidad administrativa, se retrae la aplicación de la ley sobre el terreno y las comunidades de los alrededores quedan más expuestas ante el comercio ilegal de vida silvestre, que puede, a su vez, contribuir a dispersar las enfermedades zoonóticas. Puesto que este año es el primero de una década que muchos expertos consideran será la última en la que se pueda proteger lo que queda de la naturaleza en el planeta, esta situación claramente exige un cambio, y rápido.
Pese a todo, hay esperanza. La ciencia nos muestra que, al poner sistemas efectivos y equitativos de áreas protegidas y conservadas en el corazón del desarrollo, no solamente podemos ayudar a dar impulsos a la recuperación global del COVID19, sino que también podemos hacer avances reales en otros importantes desafíos sistémicos.
Pensemos en eso por un momento: un compromiso relativamente simple de política pública, la protección de los ecosistemas, tiene el poder para simultáneamente reducir el riesgo a futuras pandemias, recuperar muchas economías de la crisis financiera que provocaron las cuarentenas, detener la aceleración de la pérdida de especies, mitigar el cambio climático, asegurar el abastecimiento de agua, defender a las comunidades indígenas y sostener las economías rurales. En términos simples: la conservación es la vacuna de la naturaleza, una que necesitamos desplegar por todo el mundo para beneficiar a todas las especies, incluida la nuestra.
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